Voy a empezar por el primero que escribí, hace unos años:
Bueno, este esta mas inspirado en la obra de Marques de Sade, en su epoca y lugar, en su filosofía, en sus personajes, en su estilo y en sus historias.
Los nombres serán, en su mayoría, adaptados al francés.
HYACINTHE
Introducción
Aunque la palabra
“monstruo” consista en un solo vocablo, son muchas y muy variadas las
ideas que pueden acudir a nuestra mente en el momento de mencionarla:
podemos evocar a un engendro deforme y extraño, exclusivo dentro de sus
pares; a una criatura fea y desagradable a los sentidos; a un objeto o
ser de gran tamaño; a una persona virtuosa. Sin embargo, los que
frecuentaban aquella casona ubicada en uno de los sitios menos
accesibles de París, poseían un tipo de monstruosidad particular. Se
llamaban a sí mismos “los amigos del crimen” y, en lugar de pasarse los
días como cualquier otro ser humano, empleaban la mayor parte de su
tiempo en planear y perpetrar las más horrorosas trasgresiones contra la
moral y contra cualquier cosa que llegase a considerase virtuosa. No
existía mayor deleite para ellos ni creían que hubiese un fin superior
en sus vidas que el vicio. Su directora era la bella Dante le Lumineux,
una mujer que había nacido en la mullida y más acaudalada aristocracia
para luego haberse hundido en los oscuros y pedregosos caminos de la
corrupción, llevada por sus caprichos, su carácter pérfido y, por sobre
todas las cosas, por sus más bajos y terrenales deseos.
Dante era, a los ojos del público, una educada y
culta condesa aficionada al conocimiento y a los deberes políticos, pero
que en realidad no dudaba a la hora de envenenar los alimentos que tan
animosamente donaba en caridad. Aunque ella mantuviese su nombre, años
atrás había considerado oportuna la idea de que los miembros más
importantes de la cofradía llevasen el título de pecado capital. Envie
era su hijo, y había heredado el corazón negro de su madre. No llevaba
su título por ser hijo de la directora, sino que lo había ganado por
propio mérito. Dicen las malas lenguas que madre e hijo se confabularon
cierta vez para que dos reinos entrasen en guerra y, como consecuencia
de ello, uno de los reinos terminó destruido y miles de inocentes
murieron. Nadie que conociera a los miembros de tan vil alianza dudaría
de semejante rumor, pues se trataban éstos de los libertinos más
despiadados, poderosos y ricos.
Lo cierto era que pocos que hayan habitado París,
Francia, o incluso el continente entero, desconocían una frase muy
popular en la época: “Desafortunado aquel que haya caído víctima de las
maquinaciones y caprichos de los miembros de la Cofradía de los Amigos
del Crimen, pues lo más seguro es que termine conociendo el tormento, la
humillación, la ruina e incluso la misma muerte. Desafortunado también
aquel que se haya cruzado con alguno de ellos, ya sea por parentesco,
por amistad, por negocios o por cualquier otro motivo. Desafortunado, en
fin, todo aquel que haya sido visto por sus ojos, sentido por sus oídos
o concebido en sus mentes”.